Una sincronía es una coincidencia significativa acausal entre la mente y un
hecho material. Una de las más
sorprendentes es la que le ocurrió al actor
Anthony Hopkins. Habiéndosele propuesto protagonizar la versión
cinematográfica
de la novela La mujer de Petrovka, de George Feifer, que no había leído,
Hopkins salió de su casa
londinense y tomó el metro para comprarla en alguna de
las numerosas librerías de Charing Cross.
Pero el resultado fue infructuoso,
por lo que se dispuso a regresar a casa y se adentró en la estación de
Leicester Square. Al ir a sentarse en
un banco, encontró que alguien se había
dejado abandonado un libro, un ejemplar viejo y plagado de anotaciones. Lo
tomó
y… ¡era la novela que había estado buscando!
Dos años después, durante el
rodaje de la película, Hopkins conoció
a George Feifer, quien le contó cómo dos
años antes le había prestado a un amigo su ejemplar plagado de anotaciones, y
cómo
0 comentarios:
Publicar un comentario